PPRINGAOS

Existe una ley política no escrita que sin embargo es de inexorable cumplimiento: las catástrofes anunciadas deben consumarse para poder ser corregidas. El PP está ahora en ese curso de la historia. Las encuestas de intención de voto son absolutamente tozudas. Nadie ha movido sus posiciones previas frente a los pilares básicos de la política liderada por Mariano Rajoy y, sin embargo, persisten en actitudes que evidencian la incapacidad de crecimiento del Partido Popular para constituirse en alternativa posible de gobierno. El PP está invalidando su política de oposición por el tremendismo con que la ejerce. Su principal punto de apoyo inicial fue la negativa a aceptar los resultados electorales y la concatenación de esta circunstancia con su tozuda pretensión de que ETA estaba implicada en la matanza de Atocha, tal y como sostuvo José María Aznar y su gobierno en los días siguientes a la elección. Todavía hoy, a pesar del auto dictado por el juez del Olmo y por los informes de los servicios de inteligencia de todo el mundo, siguen en sus trece. Su aislamiento en todas las políticas consensuadas con el resto de grupos del Congreso le ha dejado fuera del juego político. No ha querido participar en la elaboración del Estatuto de Cataluña más que desde la pretensión de su inconstitucionalidad. En el proceso de final de la violencia, abierto en el País Vasco, no ha tenido distinto comportamiento: durante el último año y medio de preparación de las condiciones de un diálogo con la banda terrorista, ha predicado la destrucción del Estado y ahora, que ha visto el camino de la paz prácticamente irreversible, no disimula sus deseos cotidianos de entorpecerlo. Solo la catástrofe puede convalidar su política y es una apuesta demasiado fuerte. No parece que haya nada en el horizonte capaz de cambiar el rumbo del Partido Popular porque sus líderes actuales están demasiado comprometidos con la defensa de sus propias posiciones. Como los viejos y testarudos marinos están empeñados en hundir la nave para no ahogarse solos. Como creo profundamente en la obstinada ley que impulsa a los partidos en deriva a su propia destrucción, asistiremos a un batacazo electoral como fórmula esencial de la regeneración del PP en un partido democrático,moderno y europeo, que es lo que necesita España.

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