lunes, julio 23, 2007

 

"PP: ABOLLADURAS Y VIAS DE AGUA"


Lo que ha publicado Germán Yankee el sábado en ABC no deja lugar a dudas sobre lo que es el PP.

Germán Yankee escribe "Acumula así el PP crisis y crisis, derrotas, abolladuras y vías de agua más graves que la indiferencia electoral ".

LLevamos más de tres años soportando las mentiras, los insultos y las gravisimas acusaciones del PP y sus medios de PPropaganda a todos los partidos políticos y a tod@ s l@ s ciudadan@ s que no votamos PP.

El PP espanta.

El voto de los oyentes de la emisora de los obispos y de los lectores de "basura digital" lo tienen asegurado , pero cuantos votos son esos... ?, muy poquitos.

En cambio el PP ha perdido la credibilidad y la confianza de la mayoría de l@ s ciudadan@ s que todavía le votaban y por eso han perdido tantas Comunidades y alcaldias, y por eso el PP en Catalunya ya no es más que un fantasma del PPasado.

El comportamiento del PP desde que perdió las elecciones ha sido y es absolutamente miserable.

Afortunadamente el PPhundimiento cada día está más cerca !

Y como ya no les queda NADA con lo que poder consPPirar, (ni el 11M , ni el proceso de paz ) ahora toca mentir y maniPPular a cuenta de la asignatura "Educación para la ciudadania".

Esta asignatura llega muy tarde, en toda Europa se estudia en todos los planes de estudios, pero el fascio y la jerarquia de la iglesia en España, están espantados porque el estudio de los derechos y las obligaciones que tenemos tod@ s como ciudadan@ s no beneficia al PP , ni a los obispos.

A los que se han pasado la vida diciendo que "la letra con sangre entra" y mano dura , para justificar el adoctrinamiento en el católicismo y en el fascismo desde los centros de enseñanza, se les termina su tiempo.


PP: abolladuras y vías de agua

No conozco encuesta solvente sobre el asunto, pero sí una sobrada constatación de que mucha gente se plantea, plantea en las conversaciones y defiende, el relevo en el PP de dos de las personas formalmente más próximas a Mariano Rajoy: el secretario general del partido, Ángel Acebes, y el portavoz parlamentario, Eduardo Zaplana. No es algo ajeno a los dirigentes del PP y, ante la evidencia de que la cuestión está en el ambiente, suelen responder, aparentemente esquivos, que los dos políticos citados «son muy distintos». Vamos, que sustituirían a uno antes que a otro.
A los dos les ha tocado, en la historia reciente, un papel coincidente. Acebes era ministro del Interior en el momento de los atentados del 11-M y fue el rostro del Gobierno ante la barbarie terrorista y en el doble territorio de dar cuenta de las investigaciones policiales y de las interpretaciones de lo que había ocurrido. Zaplana, al mismo tiempo, era portavoz del Gobierno y daba, tras Acebes, la versión más política.
Al margen de la valoración que se pueda hacer de su gestión en aquellas dramáticas circunstancias, los dos representan, sin duda, el PP del pasado, de sus peores momentos. El PP del desconcierto. Una cierta lógica, aunque sea meramente estratégica, les habría llevado a dejar la primera fila tras perder las elecciones y me temo que su permanencia en el candelero precisaba de una cierta «conspiración» en torno a los atentados: esperemos -se ha dicho sin prueba alguna que modifique las investigaciones- a que se sepa la verdad.
Soy testigo de que, en un encuentro no muy lejano, un intelectual con algún pasado político, le dijo a Rajoy que, teniendo a Acebes y Zaplana a su lado, el PP daba la imagen del pasado. Y, en concreto, del 11-M. «Soy consciente», respondió el presidente del PP con laconismo.
Sin duda es consciente también de que, además de esa imagen, el partido está hecho un desastre relativo y el grupo parlamentario lo mismo, pero no relativo. Son muchos los presidentes autonómicos y provinciales del PP que se quejan de no poder hablar con seriedad con el secretario general y miran con pasmo el funcionamiento de la secretaría de organización, a cargo de un hombre de confianza de Acebes.
En el Grupo Parlamentario la confianza personal como título tiene menos valor ya que, al fin y al cabo, los diputados son propietarios de su acta. Si siguen juntos, sin embargo, es por supervivencia. O por responsabilidad, que es otro modo de supervivencia.
Tampoco se les escapa a unos y a otros que Acebes y Zaplana cuentan con apoyos importantes, más ideológicos que electorales. Y que, muy habilidosamente, ellos mismos, en compañía de otros, ayudan a financiar.
Se trata de optar entre el silencio y el azote y, como acaba de decir Rajoy, la política es muy dura. Tanto que el propio presidente del PP ha señalado recientemente que lo importante era prepararse para las próximas elecciones, dejar a un lado las discusiones entre personas y sectores, y no mover la maquinaria demasiado. En todo caso, incorporaciones. Y por el momento, añadía.
Y, en estas, el secretario general que no habla con los dirigentes regionales se presenta en Barcelona para remodelar el PP de Cataluña, es decir, para dar un puntapié a Piqué en el trasero del mismísimo PP.
Anótese que el arrebato le llega a Acebes mientras Rajoy no ha hablado aún con Rato y dice que lo de Gallardón ya se verá. Prioridades, diría el ideólogo. Ya el planteamiento era típico del secretario general: como el PP no había tenido buenos resultados en las locales, era mejor colocar al político que había fracasado en Barcelona como responsable electoral en la zona. Todo un guiño, ya se ve, como si la situación del PP en Cataluña fuese que los votantes no quieren a Piqué pero están enamorados de Acebes. Y de Rajoy. Y de Zaplana.
Luego, envalentonado, dice eso de que al que no le guste, que se marche, algo que, si no es una idiotez en el seno de un partido que se dice democrático, es la conversión de la política en un juego de azar. Algunos son jugadores de ventaja y colocan a la cabeza del nuevo PP catalán no a un hombre de la confianza de la dirección nacional, como se dice, sino, sencillamente, del grupito.
Acumula así el PP crisis y crisis, derrotas, abolladuras y vías de agua más graves que la indiferencia electoral. Ahora sabemos que el presidente «consciente», en vez de considerar que los cambios precisaban otro momento, sencillamente no los podía hacer. Se los estaban haciendo otros.
Está tan atrapado que ahora sale con eso de la dureza de la política, de que Piqué ha hecho lo que ha podido y de que mirarán el futuro con coraje. Quizá haya futuro, pero no hay coraje. El inicio del coraje habría sido decir que los dos, Rajoy y Piqué, habían hecho lo que habían podido.
Escribí aquí mismo que las opciones del PP eran Rajoy o Rajoy. O le dejaban hacer o no tendrían tiempo ni personas para sustituirle. No me desdigo. Podría haber escrito, en vez de Rajoy o Rajoy, Rajoy o nada. Y ya me estoy preparando para escribir nada de nada.


http://www.abc.es/20070722/opinion-firmas/abolladuras-vias-agua_200707220248.html


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